| ENFOQUE | ||
| Las barbas de mi vecino
ERNESTO HONTORIA LÓPEZ |
DESDE LECHERÍA.- A comienzos de octubre El Universal reseñaba una protesta de un grupo de transportistas que trancó la avenida Francisco de Miranda en Caracas, por más de cinco horas. Los protestantes exigían la eliminación de la empresa pública competidora, Sistema Integral de Transporte Superficial (Sitssa), porque al parecer ya les está afectando el bolsillo. Ante las amenazas de revocarles la concesión proferidas por voceros del gobierno, los transportistas rápidamente aclararon que: "no tenemos miedo, no somos guarimberos, ni traidores del proceso, ni tarifados, ni cachorros del Imperio".
El problema, estimados transportistas, es que ustedes no deciden si son o no guarimberos o traidores del proceso. Tampoco si son o no cachorros del Imperio. Quien decide esos y otros muchos asuntos es Hugo. Él decreta quién es y quién no es revolucionario; quién es traidor a la patria y quiénes son los héroes que merecen ser inmortalizados en las calles y plazas del país. Es una decisión visceral suya que, como tal, no requiere argumentos. Él decide sobre nimiedades y sobre cosas trascendentales para la vida de los venezolanos, como qué se pone y qué se quita en la Constitución.
Eso ya lo saben bien muchos que, probablemente como ustedes, creyeron en el "proceso" y cuando se atrevieron a cuestionar algo que no les pareció apropiado fueron execrados. Lo saben también otros, que habiendo adulado hasta el cansancio, cayeron en infortunio con el líder de la "revolución". Recuerdan a David De Lima y a la gente del MAS, ellos creyeron.
También debieron creer –imagino yo- el gobernador de Sucre, Ramón Martínez, y el diputado de Podemos Ismael García. También como ustedes, ellos dijeron: "no somos traidores al proceso", sin entender que el proceso es Hugo y que no tiene otro fin que él mismo. ¿Qué sentirán hoy los diputados de Podemos al ser devorados por el monstruo que ellos mismos ayudaron a crear? ¿Se acordarán de todas las arbitrariedades que convalidaron cuando eran mayoría en la Asamblea y que hoy se les revierten? ¿Tendrán la valentía de reconocer públicamente que esta "revolución" que tanto defendieron, de democrática no tiene un pelo?
También como ustedes dicen, estoy seguro dirán mañana otros tantos chavistas que hoy se rasgan las vestiduras por el proceso, cuando eventualmente caigan en desgracia con el amo. Será tarde, pero aprenderán el cuento de las barbas del vecino.
Comparto con ustedes extractos de la carta de despedida de César Nieto, ingeniero que trabajó en Petrozuata hasta hace unos días. Una reflexión para aquellos que todavía piensan como antes pensaban los transportistas, de que con ellos no es la cosa; que sus barbas están a salvo. Dice la carta:
"Me voy con cierta nostalgia, dejando regados sentimientos y vivencias, compañeros de trabajo y algunas amistades... me voy por razones políticas, porque la empresa ha sido politizada... tan politizada que se deshace... del personal valioso y experimentado que en ella trabajó, por la simple razón de pensar diferente... se nombra en puestos claves del negocio (salvo contadas excepciones) a personajes "incondicionales/leales" (por convicción o conveniencia) por encima de las capacidades y habilidades que las responsabilidades del cargo requieren".
"...me voy porque no quiero ponerme el disfraz que me quieren obligar a usar."
El problema, estimados transportistas, es que ustedes no deciden si son o no guarimberos o traidores del proceso. Tampoco si son o no cachorros del Imperio. Quien decide esos y otros muchos asuntos es Hugo. Él decreta quién es y quién no es revolucionario; quién es traidor a la patria y quiénes son los héroes que merecen ser inmortalizados en las calles y plazas del país. Es una decisión visceral suya que, como tal, no requiere argumentos. Él decide sobre nimiedades y sobre cosas trascendentales para la vida de los venezolanos, como qué se pone y qué se quita en la Constitución.
Eso ya lo saben bien muchos que, probablemente como ustedes, creyeron en el "proceso" y cuando se atrevieron a cuestionar algo que no les pareció apropiado fueron execrados. Lo saben también otros, que habiendo adulado hasta el cansancio, cayeron en infortunio con el líder de la "revolución". Recuerdan a David De Lima y a la gente del MAS, ellos creyeron.
También debieron creer –imagino yo- el gobernador de Sucre, Ramón Martínez, y el diputado de Podemos Ismael García. También como ustedes, ellos dijeron: "no somos traidores al proceso", sin entender que el proceso es Hugo y que no tiene otro fin que él mismo. ¿Qué sentirán hoy los diputados de Podemos al ser devorados por el monstruo que ellos mismos ayudaron a crear? ¿Se acordarán de todas las arbitrariedades que convalidaron cuando eran mayoría en la Asamblea y que hoy se les revierten? ¿Tendrán la valentía de reconocer públicamente que esta "revolución" que tanto defendieron, de democrática no tiene un pelo?
También como ustedes dicen, estoy seguro dirán mañana otros tantos chavistas que hoy se rasgan las vestiduras por el proceso, cuando eventualmente caigan en desgracia con el amo. Será tarde, pero aprenderán el cuento de las barbas del vecino.
Comparto con ustedes extractos de la carta de despedida de César Nieto, ingeniero que trabajó en Petrozuata hasta hace unos días. Una reflexión para aquellos que todavía piensan como antes pensaban los transportistas, de que con ellos no es la cosa; que sus barbas están a salvo. Dice la carta:
"Me voy con cierta nostalgia, dejando regados sentimientos y vivencias, compañeros de trabajo y algunas amistades... me voy por razones políticas, porque la empresa ha sido politizada... tan politizada que se deshace... del personal valioso y experimentado que en ella trabajó, por la simple razón de pensar diferente... se nombra en puestos claves del negocio (salvo contadas excepciones) a personajes "incondicionales/leales" (por convicción o conveniencia) por encima de las capacidades y habilidades que las responsabilidades del cargo requieren".
"...me voy porque no quiero ponerme el disfraz que me quieren obligar a usar."
Ernesto.-
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